Correr aumenta más la densidad osea que el ciclcismo.
En los huesos el cuerpo genera nueva masa ósea en los puntos donde soporta más estrés y la pierde en los que hay menos actividad, por ejemplo, si te escayolan un brazo, éste perderá densidad ósea pero el brazo que sigue activo conservará o mejorará la que tenía.
Los doctores Arthur Stewart y James Hannan de la Universidad de Edimburgo, midieron la densidad ósea en corredores ciclistas y personas sedentarias como grupo de control. Los corredores tuvieron una densidad ósea más alta que el grupo de control, especialmente en las piernas. Los ciclistas por el contrario la tuvieron en los huesos de la espalda baja.
Los corredores experimentan impactos durante la carrera que provoca que los huesos de todo el cuerpo en general estén más fuertes, mientras que los ciclistas que no soportan este tipo de tensión y además están apoyados en sus bicicletas durante el entrenamiento tienen una densidad ósea general más baja.
Podríamos llegar a la conclusión que las personas que tienen que mejorar su densidad ósea, como mujeres menopausias y personas mayores, probablemente deberían elegir la carrera sobre el ciclismo.
De todas maneras, en este artículo nos hemos referido a las dos actividades cardiovasculares más comunes. La actividad física que de lejos aumenta en mayor medida la densidad ósea, son los ejercicios de tonificación muscular o musculación.